vendredi 21 novembre 2008

El Gangbang de Óscar David López (por Marco Antonio Huerta)

Poetry makes parties happen

SARAH MAGUIRE

Warning: Parental Advisory

Antes de abrirlo: el título. Una sugerencia o una invitación. La palabra suena fuerte. Casi tanto como la teórica explosión que dio origen al universo. Es al mismo tiempo un golpe para los ojos que la leen que una sonora invitación para disponerse a la reunión. Al espacio comúnmente transitado y tomado por todos y que se conoce como colectividad.

Ya dentro, muy a la manera del aviso precautorio para padres que aparece en la envoltura de los CD’s de música o los videojuegos, hay un primer epígrafe que nos habla de significados. Sexo en grupo, múltiples penetraciones, y la fundación del más reciente término: Gangbang ocurre cuando el poeta se alimenta de diversas perversiones. Pero el sexo en grupo que propone Óscar David López en la presente entrega va más allá de la pornografía (ya visible y accesible en cualquier parte) que desde hace un tiempo ha derivado en la ausencia de propuestas. Contra esta divisa, el autor enfoca el sobresalto en el destello seductor de las aristas de cualquier objeto (llámese como se llame) que se halle inserto en el terrorífico flujo de nuestro presente.

Mass media y creación

En el cuerpo del libro (que en realidad es un ejército de cuerpos) hay un roce juguetón y constante hacia lo que en nuestros días conocemos como cultura pop. Televisores, Ipods, radios, megáfonos. La velocidad del transporte automotivado. Es decir, todas las extensiones artificiales de las que el hombre se ha valido en el perpetuo asedio del confort y el sometimiento de la naturaleza, aparecen como paisaje y utilería en el gran cuarto oscuro del Gangbang. Son anclaje, hábitat y basamento para la edificación de un lenguaje múltiple y claro como el cristal líquido de los monitores de las computadoras.

Al mismo tiempo, el autor toca las abiertas referencias a los puntos de encuentro de la contemporaneidad. Alaska y Dinarama por un lado, y las piernas de David Beckham tras el balón, por el otro. Están presentes los fragmentos de las letras de canciones que hondamente calan y que, de tan pegajosas, se funden en la memoria colectiva. El poeta vuelca la saturación de estímulos de la que habla Antonio Gamoneda hacia la brasa de los días que le tocan. Al recorrer el Gangbang se percibe la delicada decantación del abundante material para dejarnos con el sedimento amargo de este lenguaje. Los rostros familiares y los momentos de mayor intimidad con los amigos. El dibujo virtual del trayecto entre uno y otro punto por el anverso de una jornada aleatoria. Sobre anónimas espaldas, la huella del suave deslizamiento de una helada gota de sudor.Todo es visible y audible. Y a gran escala. Como en una película pornográfica, el poeta amplifica el espacio real de la intimidad y lo transfigura con los focos de 100 watts que son los golpes de las yemas de sus dedos sobre un docilísimo teclado.

Voces ajenas, homenajes y exploraciones

Con este mismo afán de exhibir, dar luz, nuestro poeta da cuenta de las perversiones ajenas que le nutren para alcanzar (lo dice Óscar David) literalmente el orgasmo. Así, el poema del “otro” es un juguete o una herramienta para alcanzar ese goce estético, concepto que podría fundirse con aquél que refiere al punto climático del sexo. El Gangbang está compuesto por los múltiples rostros (con sus respectivos cuerpos) que han marcado al poeta en su experiencia trascendental con la poesía. Autores como William Carlos Williams y Nestor Perlongher, cohabitan con artistas como Brueghel y Cocteau, mientras que Jacques Derridá deconstruye el intestino delgado del poeta. Entre el autor y ellos existe y fluye un auténtico comercio, tal como lo definiera Ezra Pound, aludiendo a la pesada influencia literaria de Walt Whitman sobre él mismo. Gangbang es una fiesta con demasiados y felices invitados. Proclive a la promiscuidad, en Gangbang se celebra el intercambio feroz de la experiencia poética que es, al mismo tiempo, individual y colectiva.

Intimidad

W.H. Auden dijo en 1939 dentro del poema “En memoria de W.B. Yeats” que la poesía hace que nada suceda, aludiendo al dolor que asedió al extinto poeta irlandés. Hace no mucho tiempo, tras la presentación de la antología The Lamb Generation, la poeta británica, Sarah Maguire, apuntó que la poesía hace que las fiestas sucedan. Y es en este tipo de reuniones en donde verdaderamente hay intercambios humanos. Y son, con frecuencia, sexuales. Es verdad que la poesía, desde la óptica de Óscar David López, es la máxima experiencia de promiscuidad. Entre el autor y el lector: las intimidades expuestas y tomadas por asalto.

Marco Antonio Huerta

Noviembre 2008

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